Paradigma pedagógico ignaciano
Línea pedagógica de centro
La pedagogía es el camino por el que los profesores acompañan a los alumnos en su crecimiento y desarrollo. La pedagogía, arte y ciencia de enseñar, no puede reducirse simplemente a una metodología. Debe incluir una perspectiva del mundo y una visión de la persona humana ideal que se pretende formar. Esto indica el objetivo y el fin hacia el que se dirigen los diversos aspectos de una tradición educativa. Proporcionan también los criterios para elegir los recursos que han de usarse en el proceso de la educación.
(Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico. Nº 11. CONEDSI, 1993)
El paradigma pedagógico ignaciano
La pedagogía ignaciana, propia de las escuelas jesuitas, tiene su origen en la experiencia académica de Ignacio de Loyola en la Universidad de París, donde experimentó un aprendizaje rigurosamente estructurado y centrado en la actividad del alumno; junto con una vivencia espiritual recogida en los Ejercicios Espirituales.
La herramienta didáctica por excelencia es el Paradigma Pedagógico Ignaciano, un instrumento eficaz y práctico para formar al alumnado que emana de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. Esta herramienta nos propone un aprendizaje que considera 5 dimensiones esenciales: Contexto, Experiencia, Reflexión, Acción y Evaluación.
1. Toma en cuenta el contexto y la situación personal del alumnado. Parte de una realidad en un contexto, tiene en cuenta las expectativas, el origen y los previos con los que llegan los aprendices. Es una pedagogía adaptada, fuertemente vinculada al contexto que viven y del que procede el alumnado.
2. Propone aprender desde y para la vida por medio de la experiencia. Promueve actividades de enseñanza y formación, con variedad metodológica, que se transformen en experiencia de aprendizaje cognoscitiva, psicomotriz, afectiva o imaginativa.
3. La reflexión permite interiorizar las experiencias, contrastarlas para comprender, descubrir, tomar conciencia. Suscita una implicación reflexiva del alumno de modo que pueda considerar la importancia y el significado humano de lo que está estudiando.
4. La pedagogía ignaciana está orientada a la acción, a la toma de decisiones, y propone trasladar lo aprendido a un plano activo para aplicarlo más allá del aula, en la vida. Impulsa cambios profundos en el alumnado para que lleven a cabo opciones interiores y acciones exteriores, y puedan ser competentes en situaciones nuevas.
5. Realiza una evaluación integral de todos los aspectos implicados en el proceso de aprendizaje. Es un proceso que se evalúa periódicamente para tomar conciencia de lo que se está aprendiendo y para mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
Para saber más: El PPI (Paradigma Pedagógico Ignaciano) y su Vigencia Hoy Celebrando 30 años del PPI